domingo, 13 de septiembre de 2020

OPINIÓN:NO ES LO MISMO LLAMAR AL DIABLO, QUE VERLO LLEGAR.

Dr. Demetrio Castro Montolio. Los planes y programas de salud se formulan a partir de dos ejes fundamentales: a) de que se enferman las personas, y b) de que se muere la población. A partir de la morbimortalidad se generan los objetivos, actividades y metas, en el orden de la prevención, la curación y la rehabilitación de los ciudadanos.
La inmersión de la Republica Dominicana en la era Digital y el acceso masivo a la información, facilitado por el Gobierno 1996-2000, así como los avances del marco jurídico en el sector salud del país en los últimos veinte años, no pueden ser en modo alguno ignorados. Hay que destacar, el proceso de reforma y modernización del sector salud, en el marco de la Ley General de Salud No. 42-01 y la Ley que crea el Sistema Dominicana de Seguridad Social No. 87-01, para mejorar la situación sanitaria del país. La Ley General de Salud en los artículos 34 y 35 ordena la creación de un Sistema de Información General de Salud automatizado, que garantice la calidad de la información. Se procede a emitir el Decreto 249-06 que crea el Reglamento del Sistema de Información General en Salud (SIGS). “ARTÍCULO 2.- El Sistema de Información General en Salud (SIGS) se define como el conjunto de instituciones, recursos humanos, financieros, físicos, tecnológicos e informáticos, normas, responsabilidades y procedimientos organizados, integrados y relacionados funcionalmente en torno al objetivo principal de producir y proveer información oportuna y de calidad en materias relacionadas directa o indirectamente con salud, con el fin de que sirva de instrumento para el ejercicio de la rectoría, el correcto desempeño de las funciones esenciales de la salud pública y facilitar la gestión del Sistema Nacional de Salud de la República Dominicana”. “ARTÍCULO 5.- El Sistema de información General en Salud (SIGS) deberá cumplir los siguientes objetivos: 1) Proveer información para: a) La gestión de recursos y procesos en los distintos niveles, instancias y personas del Sistema b) Nacional de Salud (SNS). c) La vigilancia epidemiológica y control de problemas prioritarios. d) Elaboración y actualización periódica de la situación de salud de una población o región dada. e) La vigilancia de las desigualdades en salud. f) El monitoreo de la equidad en los servicios de salud. g) El monitoreo y evaluación de programas e intervenciones en salud. h) El monitoreo y evaluación de la calidad y la eficiencia de los servicios de salud. i) El monitoreo del desempeño de las funciones esenciales de la salud pública (FESP). j) La población en sentido general. 2) Registrar, recolectar, almacenar, procesar, producir, analizar, proveer y diseminar información útil y oportuna para la toma de decisiones en todos los niveles del Sistema Nacional de Salud. 3) Coordinar e integrar la red automatizada de datos e información relacionados con la salud”. Posteriormente se emite el Decreto 309-07 que establece el Reglamento del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE), que regula el manejo epidemiológico de las enfermedades y establece los mecanismos de respuestas adecuadas y oportunas, frente a los eventos que afectan la salud de la población. A pesar de los avances, hay enormes limitaciones de recursos humanos y tecnológicos para la Vigilancia Epidemiológica. Se estima que deberíamos tener 50 epidemiólogos por cada millón de habitantes; sin embargo el país solo tiene 15 epidemiólogos y unos 200 médicos salubristas. El nivel de confusión que se ha creado en el manejo de la información en salud, frente a la actual epidemia del SARS-CoV-2, al asumir las nuevas autoridades en la Republica Dominicana, se origina en que están prescindiendo de un personal calificado, que es talento humano que forma parte del patrimonio intelectual del país. Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896 – 1957), escritor italiano, en su novela “El Gatopardo” dice "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". No basta solo con querer gobernar, sino también prepararse para ello, porque “no es lo mismo llamar al diablo que verlo llegar”.

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