Por Edgar Álvarez
Guayubín, Montecristi. – En el corazón del municipio de Guayubín existió un lugar que marcó una época dorada en la vida social y cultural del Noroeste: el legendario Country Club de Guayubín, un sencillo pero emblemático rancho de cana que, durante las décadas de los 70, 80 y principios de los 90, fue epicentro de la diversión y el encuentro comunitario en la región.
Aunque distaba de ser una instalación moderna, sin piscina ni salón de eventos, el Country Club brilló con luz propia. Con su estructura rústica y ambiente acogedor, funcionaba como discoteca y restaurante, y era el escenario de recordadas fiestas, bailes, encuentros familiares y actividades culturales que convocaban a personas de toda la Línea Noroeste.
Desde Mao hasta Montecristi, Villa Vásquez, Dajabón y otras localidades, los fines de semana y días festivos eran sinónimo de cita obligada en Guayubín. Con una programación musical animada por DJs locales, agrupaciones musicales en vivo y un espacio donde la juventud encontraba su refugio, el Country Club se convirtió en un símbolo de identidad para varias generaciones.
Con el paso del tiempo, y tras caer en abandono, la estructura de cana que lo albergaba se desplomó. Sin embargo, su memoria sigue viva en quienes vivieron aquella época inolvidable, y su nombre aún resuena con cariño y añoranza.
Actualmente, un comité comunitario trabaja activamente en el proyecto de reconstrucción del Country Club en el mismo terreno donde una vez estuvo ubicado, con la visión de devolverle a Guayubín un espacio digno para el encuentro, la recreación y la cultura.
La iniciativa ha despertado entusiasmo en la comunidad, que ve en este proyecto no solo un rescate de la historia, sino también una oportunidad de reactivar el dinamismo social del municipio y crear un nuevo espacio de referencia para toda la región.
Country Club de Guayubín: La tradición del Noroeste.
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