viernes, 25 de julio de 2025

La media carrera de Chucho Caimán: Juegazo entre Guayubín y Montecristi.


Cuentan en Guayubín que un día se jugaba un partido decisivo de béisbol contra Montecristi. Era una batalla deportiva tan reñida que nadie había logrado anotar en toda la tarde. El sol picaba, el polvo se levantaba con cada deslizamiento y el orgullo del pueblo estaba en juego.



En la última entrada, con dos outs y el juego 0 a 0, le tocó batear a Chucho Caimán, el toletero más temido (y más hablador) de Guayubín. El lanzador de Montecristi, confiado, le tiró una recta al medio. ¡Y ahí fue donde se armó la leyenda!


Chucho conectó un tablazo que salió volando por encima del monte, más allá del play y del tiempo. Un jonrón descomunal, pero con una peculiaridad: mientras daba la vuelta por las bases, justo entre tercera y home, tropezó con una piedra, se resbaló y cayó. Con tanto esfuerzo logró apenas arrastrarse hasta tocar el plato con la mano.


El árbitro, confundido, no sabía si cantar la carrera o no. Después de mucha discusión y análisis “técnico”, se decidió que no había llegado de pie, pero como la bola se había perdido en el monte... ¡le dieron media carrera!


Y así fue como Guayubín ganó aquel día ½ por 0, en el único partido en la historia del béisbol donde una media carrera valió más que mil palabras.


Desde entonces, cada vez que alguien en Guayubín hace algo increíble pero incompleto, se le dice:

—¡Muchacho, tú eres como Chucho Caimán: media carrera y un tropezón!

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